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viernes, 17 de abril de 2015

Samsung Galaxy S6 Edge "Análisis"

Samsung lleva un mes y medio de emociones intensas, curvas a toda velocidad, aliento contenido y brazos temblorosos por la adrenalina. Ni los más optimistas de la empresa debían esperar una acogida tan buena del S6 Edge, pero lo han conseguido. Faltaba ver si cumple realmente en el día a día. Y eso he hecho, pasar una semana con él.

Septiembre de 2014. Galaxy Note 4 y Galaxy Note Edge. El tigre y el felpudo. Mismas especificaciones, experiencias completamente distintas. Nunca en la telefonía móvil hubo un ejemplo tan claro de que los detalles venden la historia y de que los feelings pesan, y mucho. En el mundo del hardware, y en la vida. Hamilton ganó el Mundial de F1 2014 tras comenzarlo abandonando en Australia y los fríos números nunca podrían explicar la esencia de la grandeza eterna de Michael Jordan. Siempre hay algo más, siempre hay detalles sutiles que determinan todo lo que llegará después.

Antes, hace justo un año, contaba que Samsung se había superado con un Galaxy S5, sobre todo, potente. Buena cámara, buena batería, buena pantalla, buen rendimiento. Usted, astuto lector, intuirá que en ningún momento he dicho “buenos detalles” o “buenos feelings”. No los había en aquel S5, todo era potencia bruta.

     Galaxy Note Edge y su pronunciada curva

Yo, supongo que como tantos otros, me había hecho a la idea de que en Casa Samsung no quieren entender de poesía, sólo de ventas seguras. De que todo aquello tan romántico de las experiencias, los detalles y otros términos que suenan a dinero perdido era algo que podíamos percibir en Apple o en Motorola tal vez, pero no en la Samsung para la cual el aluminio resultaba demasiado frío y cuyos beneficios aún no habían empezado a caer como para obligarles a replantearse su estrategia.

El recientemente fallecido Eduardo Galeano escribió una vez que “somos aquello que somos para cambiar lo que somos”. Y Samsung, igual que Pantera, comenzó a mejorar cuando adoptó el metal. Ocurrió con el experimental Alpha, se hizo latente con el Note 4 y ha encontrado su sublimación en S6 y S6 Edge.
Me encanta que la curva no sirva de nada

Empiezo respondiendo la pregunta por excelencia sobre el S6 Edge: ¿para qué sirven los bordes curvados? Bueno, no tienen ninguna función realmente útil. La de "People Edge" permite deslizar el dedo desde el borde para desplegar una lista de contactos favoritos. A su vez, si dejamos el móvil apoyado hacia abajo en una mesa y nos llama uno de esos contactos, veremos iluminarse el borde del color asignado a dicho contacto. Por otro lado, podremos ver información rápida (notificaciones, clima, hora, fecha, batería restante...) en lo que Samsung llama "Pantalla Edge", pero sinceramente no es algo que vaya a marcar ninguna diferencia. No lo usaremos a largo plazo.

      People Edge en acción.




¿Para qué demonios sirven entonces los bordes curvados? No tienen ninguna función impuesta y eso es lo mejor. Sirven para mejorar el diseño. Trascienden a la tecnología. Para alguien enfocado únicamente en la función, y no sólo en la forma, será un desperdicio pagar los 150 dólares de diferencia entre el S6 flat y el Edge. Para alguien que no quiera sólo sustento, sino también goce del paladar, sí merecerá la pena.


No hablamos únicamente de lo efectista que queda un móvil así ante amigos y conocidos. Eso no me importa en absoluto. Hablo de cómo se percibe un producto más allá de la tecnología de consumo, de ir dos pasos más allá del aspecto premium.





Estamos frente a la mejor cámara móvil del mercado

La cámara del Galaxy S6 Edge impresiona en cualquier entorno y condiciones de iluminación. Con matices en algunos casos. De todas formas, es la mejor cámara que he probado en un móvil, supera a Lumia 1020, iPhone 6 Plus y cualquiera que se le ponga por delante. Seguramente a la hora de hacer recortes de fotos, el nivel de detalle del Lumia 1020 supere al S6 Edge. Y la del iPhone 6 Plus sea mejor en determinados escenarios. Pero en global, si unimos calidad, fotos con buena luz, fotos nocturnas, nivel de detalle y rapidez... el S6 Edge gana.
Macro

Con buena luz








Dos fotos del mismo lugar en el mismo momento. Esta con el modo automático de la cámara. El agua sale en movimiento.


Aquí, la misma hecha con el modo deportivo, para capturar escenas en movimiento y detener mejor la imagen.

Nocturnas



Esta imagen consta de dos fotos. La de arriba está hecha con el iPhone 6 Plus. La de abajo, con el Galaxy S6 Edge. Simplemente, la del Edge es mejor. Boom.

La pantalla
No hace tanto tiempo, decir "AMOLED" iba cosido a una calidad que jamás alcanzaba lo sobresaliente. Implicaba algunas ventajas, como un negro fiel o un consumo de batería bajo en ciertos usos (sin píxeles blancos), pero una calidad claramente menor que los buenos paneles LCD del iPhone, HTC y compañía. Desde el Note 3, Samsung demostró que se podían haber buenas pantallas usando AMOLED. Y con el S6 simplemente se ha superado.


Tal y como se le presupone a un gama alta de 2015 con panel 1440p, es imposible distinguir un solo píxel. Además, algo que me encanta es que como en anteriores Galaxy permite elegir el perfil de color para la pantalla, que varía el contraste, la temperatura de color, etc. Particularmente me quedo con el modo Cine, aunque en ocasiones puede resultar saturado de más.

Además, tiene algo especial: el grosor del cristal es tan escaso, que nunca había tenido una sensación tan intensa de tocar directamente el icono, como si estuviera pintado sobre el cristal. Desde los tiempos del HTC One X y el iPhone 5 que sentimos algo así, pero esta vez lo he notado todavía más.

TouchWiz, te quiero y te odio

Los fabricantes han madurado y las capas de personalización suelen aportar más que restar desde hace un tiempo. Hace tiempo que dejé de formar parte de la Asociación de Víctimas de las Capas de Personalización (AVICAP) para abrazar Sense, por ejemplo. Con TouchWiz todavía no puedo dar el paso definitivo, al mismo tiempo que admito que ha mejorado mucho.

El mal diseño pierde peso pero aún no ha quedado desahuciado. Que los iconos del sistema son un limón rancio lo saben hasta en Samsung, pero no quieren hacer ascos a sus últimas gotas de zumo. S Voice (de quien hablaremos luego) ya no es una aplicación de pantalla completa, pero arruina la experiencia de la escucha activa. Introducir temas en Galaxy Apps es una gran idea pero la cuestión de sus iconos está mal ejecutada.

El mayor problema es la falta de congruencia

No tiene sentido a nivel gráfico la coexistencia de dos lenguajes de diseño radicalmente distintos en un mismo terminal. En iOS, por ejemplo, es terrible ver aplicaciones anteriores a iOS 6 en 2015. Con Windows Phone podemos experimentar algo similar usando viejas apps sin actualizar desde 2012. En un terminal de 849 euros recién salido, lo vemos con apps en Material Design junto a un TouchWiz que no lo ha interpretado de la misma forma. Definitivamente no es una buena idea. Samsung ya tiene un TouchWiz mucho más unificado que el de 2013 y el S4, pero no se ha pensado en la necesidad de adaptarlo a las aplicaciones que luego se descargará el usuario en Play Store.

Hablemos de S Voice

Ni por un DeLorean (ok, quizás por él sí) aceptaría hablar específicamente de S Voice en una reseña a estas alturas. Siempre ha sido el enemigo, el servicio a evitar que no mejoraba. Este año llega con una más que interesante novedad: escucha activa, escucha permanente. Al estilo del Moto X, recibe comandos de voz sin tener que pulsar ningún botón antes. Esto puede ser algo muy muy interesante para poder utilizar el terminal mientras jugamos a la consola, vagueamos en la cama o cocinamos, por ejemplo.

S Voice con escucha activa es la mayor oportunidad desperdiciada por Samsung

¿Qué es lo que ocurre en realidad? Que la escucha activa funciona aceptablemente bien y además podemos configurar el comando que queramos. "Ok Google", "Hey Galaxy", "Soy Lacort" o "Escúchame", el que se configure. Ahora bien, S Voice ha ido varios pasos hacia atrás.

       Esa es la nueva barra de S Voice
Tiene el acierto de que ya no es una app a pantalla completa sino una barra inferior discreta, pero su ratio de respuestas, comprensión de la voz y aciertos es bajísimo. Una experiencia muy mala que lo hace inusable. Además, es lento. Nadie va a elegir un terminal o descartarlo por su asistente de voz, pero al menos que vaya sobre aviso.

No es caro porque, ahora sí, es premium

Dentro de los que critican el precio del Galaxy S6 Edge conviven dos corrientes principales. Primero, quienes creen que 849 euros por la versión básica de 32 GB es demasiado. Por otro lado, los que más que el precio en sí critican la diferencia de 150 eurosLa curva es un elemento aspiracional, no funcional, y eso aplica también al precio. respecto al S6 de 32 GB, aduciendo que no merece la pena, que no hay un valor añadido.

HTC dio bastante en el clavo hace un año, en la época de S5 y M9, diciendo que un móvil de plástico a esos precios sí es caro, pero que su terminal de aluminio está muy por encima en cuanto a valor. El S6 Edge no es un gran móvil Android sin más, es un terminal premium, y la curva tiene mucho más de elemento aspiracional y de diseño que de función. Y eso también se paga.

Otra cosa es que a cada usuario concreto le merezca la pena o no. Hay quien calza zapatos de 2.000 euros y quien va con deportivas de 20 euros. Mi mamá es feliz con su Nokia de hace diez años y yo me canso de los teléfonos en cuanto pasan unos meses con él. Todos tenemos preferencias, son tan respetables los que ven inútil la curva del Edge como los que aprecian ese toque de diseño. Yo particularmente estoy dentro de los segundos. Pero entiendo igualmente a los primeros.

La curva es un elemento aspiracional, no funcional, y eso aplica también al precio.



Es más, si alguien está esperando a comprarse este teléfono dentro de tres meses por menos de 500 euros... Me tiro a la piscina: eso no va a ocurrir. Ha pasado con todos los Galaxy S y Note hasta ahora, pero esta vez hay unos materiales de calidad y un proceso de fabricación especial. El precio, creo, no va a bajar al mismo ritmo que en años anteriores.

No obstante... un matiz. Tras unos días con él, la pintura del anillo de la cámara trasera empezó a desconcharse, aparecieron picotazos. No he hecho nada como para provocarlo: no ha tenido caídas, ni golpes, ni lo he llevado de forma descuidada. Más tarde vi que a Vlad Savov, de Verge, le ocurrió lo mismo. En la siguiente foto se puede ver de lo que hablo. No obstante, hemos hablado con Samsung España y nos ha asegurado que a ningún terminal cedido para reviews le ha ocurrido lo mismo y ningún cliente ha comunicado haber sufrido este problema, así que parece que se trata de un problema puntual y excepcional.


Balas finales

  • La batería. Llega al final del día holgada con un uso intermedio, está al nivel de la del S5 y algo por debajo de la del iPhone 6 o Galaxy Note 4. No es sobresaliente, pero cumple. Lo mejor es la carga rápida: en 10 minutos es capaz de cargar el primer 20%. La carga completa, de 0 a 100%, la hace en torno a 1 hora y 20 minutos. También tiene el plus de la carga inalámbrica, ineficiente y lenta, pero cómoda.
  • El sonido del altavoz. Es alto pero de calidad peor de lo que esperábamos.
  • El sensor dactilar. Ya no hay que deslizar el dedo, sino dejarlo apoyado. Al estilo Touch ID. Pero sin la rapidez ni precisión de Touch ID. Aunque he oído críticas muy positivas, mi experiencia con él no es tan óptima. Aunque desde luego, mejor que en el S5.
  • Viva la multiventana. Es mi función favorita de TouchWiz y cada vez funciona mejor.
  • Samsung acertó renunciando al Snapdragon 810. Presenta problemas de sobrecalentamiento, lo cual deriva en problemas de rendimiento y en un dolor de cabeza para Qualcomm y el fabricante a la hora de decidir cómo dar soporte y cómo solucionarlo. Lo vimos con el decepcionante HTC One M9. El Exynos 7420 no ha dado ni un sólo problema de rendimiento ni calentamiento.
  • Doble pulsación al botón home abre la cámara. Rapidísimo, intuitivo, adictivo. Ese doble sonido de pulsación es música para mis oídos.
  • El modelo Black Sapphire lo verás, casi siempre, azul. Azul cobalto, de hecho. Según le incida la luz variará su tonalidad y por momentos parecerá casi negro. Más o menos así:

Conclusión

Si en tecnología 2 + 2 siempre fueran 4, parecería un atropello que respecto al S5 pierda slot microSD, batería extraíble, resistencia al agua y microUSB 3.0. Pero 2 + 2 en tecnología no siempre son 4. La experiencia final prima, y los que amamos los buenos diseños y tenemos una visión holística de los productos vemos al S6 Edge a años luz de distancia del S5.

El S6 Edge tiene una pantalla a la altura de las mejores, a su manera (SuperAMOLED, claro); unos materiales de verdadera calidad, la mejor cámara móvil del mercado (un Samsung, quién lo iba a decir) y un rendimiento sin reminiscencias del paleolítico pasado en forma de S III. El S6 Edge vuela como una mariposa y pica como una abeja. Y recuerden, Muhammad Ali siempre ganaba.

Más allá de concesiones literarias y figuras retóricas, estamos ante el mejor smartphone del mercado. Únicamente el iPhone 6 / 6 Plus será mejor para quienes ya tienen su ecosistema montado alrededor del de Apple y prefieren iOS a Android. El resto, simplemente, están por debajo. Nadie en la competencia se le acerca.


PROS
  1. Esa cámara. Es mejor que la del iPhone 6 Plus. 
  2. No estoy borracho y no me han pagado por decirlo.
  3. El diseño aspiracional. Lo de los materiales y la curva, ya saben.
  4. La pantalla. Gracias por llevar el concepto AMOLED hacia otro lugar.

CONTRAS

  1. TouchWiz. Ha mejorado mucho en estética y rendimiento, pero cinco años no se compensan en dos días. Ese icono horrible de contacto sin foto sigue ahí.
  2. ¿El "pero" de la curva? A veces es impreciso teclear las letras de los bordes del teclado por los bordes curvados. Pese a ello, el diseño me sigue compensando.
Fuente.: Hipertextual

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