En CES se reinventa casi todo. Desde ambientadores a cámaras de fotos, impresoras y ordenadores. En las últimas ediciones el transporte, con el coche conectado como obsesión, es uno de los temas principales. Sin embargo, la bicicleta, tanto de ocio como opción de movilidad urbana no había tenido el impulso que se espera. Xiaomi, una de las firmas chinas que más sorprende por su diverso e innovador catálogo, presentó una versión pensada para la ciudad. LeEco, una firma compatriota, recién llegada a Silicon Valley, desde donde dan a conocer sus televisores y móviles de bajo costo y características que encajan dentro de la gama media y alta, ha enseñado en CES su visión del mundo a pedales.
Su propuesta es diferente a lo conocido hasta ahora por su propia concepción inicial. En lugar de modificar lo que existe o crear alianzas con marcas del mundo del ciclismo, como la alianza de Samsung con Specialized, LeEco ha creado un producto desde cero. Sigue siendo una bicicleta, sí, pero se ha adaptado a los nuevos tiempos.
Para empezar tiene un sistema operativo propio Bike OS, una modificación de Android, pero no se conecta al móvil, sino que tiene su propia computadora integrada entre la potencia y el manillar. En la pequeña pantalla de cuatro pulgadas con batería de 6.000 miliamperios, casi propia de una tableta, y se pueden tener datos en tiempo real. Los mapas resultarán familiares a los que hayan tenido un Nokia, son los mismos que ya tenían entonces, ahora comercializados como Here. Cargan rápido y consumen menos datos que otras opciones. Lo más sorprendente es el peso, apenas ocho kilos en el modelo de carretera, y dos más en el de montaña. Ambos modelos cuenta con 11 velocidades.
El fabricante no dijo ni fecha de salida, ni precio exacto. Tan solo que llegará a mediados de 2017 y sí estará a la venta en Estados Unidos. El cuadro de fibra de carbono augura un precio de más de 1.000 dólares con facilidad.
La consola central cuenta con brújula, acelerómetro, barómetro, para tener sus propios datos sobre el ambiente, luces y bocina, así como unos intermitentes escondidos en el manillar. Otro extra inesperado, tecnología inalámbrica ANT, la que usan los sensores de pulso de los gimnasios más sofisticados. Una manera de guardar los datos de cada viaje, ya sea por trabajo, deporte o puro paseo de ocio.